lunes, 30 de enero de 2017

La Carpinteria de Don Pedro (Tenerife)

En la carpinteria las cosas ya no eran como antes, las importaciones chinas minaron el mercado de baratijas, no solo se vendian pelucas de carnaval, camisetas de Superman o tazas de cafe a precios irrisorios, tambien estaba la importacion de sillas y mesas.
Ese era el inconveniente de la carpinteria de Don Pedro, la carpinteria del barrio, con clientes zonales que le permitian un buen pasar a don Pedro y un pasar tambien bueno (obviamente no medidos con la misma vara), a sus cuatro empleados.
Era una carpinteria con bicicletas frias apoyadas en el pasillo, de humedades, de lunes postfutbol televisado con risas y broncas, con cuatro empleados que se conocen desde siempre y se llaman a si mismo por sus apodos, de viernes a las seis de la tarde donde el reloj marca el principio de la libertad del fin de semana, o la carcel del fin de semana, segun como lo vieras, con overoles azules gastados, de arroz con pollo made in casa manufactured for Tupperware, de latas de simil Fanta envasadas por Carrefour, de radio am marca Phillips vomitando noticias y criticas al gobieno de turno, olor a serrin, madera quemada, cola carpintera o ruidos de clavos que caen al piso cuales sucicidas desesperados al descubrir que su vida fue en vano.
Quizas por las importaciones chinas, ya las mesas no se vendian, o las encimeras de cocina tomaban un aire retro, tan buscado en otros sitios, pero no en la carpinteria de Don Pedro.
Por eso, a nadie extraño que la carpinteria cerrara, que ya nadie viera la furgoneta blanca Renault del año ochenta y dos cargada con sillas y mesas sintiendo la luz solar por primera vez, a nadie extraño que los muchachos no salieran a las seis con sus bicis y sus mochilas portadoras de Tuppers sucios, a nadie extraño ver a Don Pedro pasar muchas veces por la puerta de la carpinteria ya abandonada, silbando bajito como para no molestar, alguna vieja melodia oxidada por el tiempo.....  



























      

jueves, 5 de enero de 2017

Hotel (Habitacion 72) - Puerto de la Cruz (Tenerife)

Dicen que pasar por la puerta de este hotel abandonado, y asomarse a rendijiar apoyando primero el pie derecho, trae, no inmediatamente, si no, gradualmente una vida de lujos, viajes y sufrimiento en el amor, dicen que asomarse con el pie izquierdo, trae una vida de pobreza, ciertas privaciones y suerte en el amor, por eso creo que lo mejor es no asomarse y continuar con nuestra vida de siempre....

Para mi, que vivo en sus pasillos, la vida no es tan mala, no paso frio ni calor, no tengo hambre ni ganas de fumar, la oscuridad se perpetuo en mis ojos (creo que es grave), porque ni el sol de junio abriendose paso por los cristales sucios de polvo y abandono de las ventanas, logran alumbrarme, en ningun lugar, menos en mi habitacion, en la 72, esa habitacion es especial, cada vez que penetro en ella, tu recuerdo viene a mi, lejano, como en imagenes grabadas y regrabadas en un VHS muy usado, en colores, pero con cortes, con saltos, con la censura que produce tu persona en mi.

Recuerdo la vista al mar, la evoco febrilmente en una conjuncion con el aroma de tu piel, mezcla de cigarros, perfume y mujer, ese aroma confirmaba (y confirma aun hoy), mi sumision a ti, mi necesidad de ti, besaba tu cuello mientras veias el mar, ahora quizas este la cama con su colchon humedecido, la alfombra con moho o alguna rata muerta, no logro ver nada, no logro sentir nada.   .

Ya nada de ese pasado queda, de nuestro encuentros de fin de semana, de nuestros cigarros postsexuales, de nuestro alcohol, de nuestras pastillas, de tu vida, de mi decadencia, solo tu recuerdo en mi, el olvido en ti, la oscuridad total, tu vida, mi suicidio, el hotel abandonado.

REALIDAD EN OTRA DIMENSION:

Hace tiempo que mi sombra recorre los pasillos, abre puertas, observa por las ventanas, el tiempo pasa inexorablemente (aunque no me de cuenta de ello), los vidrios se llenan de tierra, el reloj ya no marca los segundos, los minutos, las horas....
Ya no interesa, el tiempo es una unidad de medida caduca en este entorno, me siento eterno, pero no eterno en el aspecto positivo, bueno, feliz, si no, el eterno doloroso, malvado, filoso como la punta de una piedra en una noche de lluvia, es como un castigo sin fecha de caducidad, que ya es mucho decir, si lo pensas, hasta un yogurt tiene fecha de caducidad, un yogurt....algo efimero, que cuesta centavos, que tiene variedad de sabores para elegir (existe un momento en el que te das cuenta que las cosas efimeras y/o vulgares, o mejor llamadas terrenales, son las que tienen variadas opciones de eleccion), hasta ese misero yogurt tiene fecha de caducidad, pero un castigo eterno, es una pena por y para siempre, no tiene fecha de caducidad....
La vida si tiene fecha de caducidad, creo que existe gente que puede ver nuestro codigo de barras impreso en la frente, en el cual esta marcado a fuego la fecha de nuestro nacimiento y de nuestra muerte, y alguien, (que puede tener el nombre que prefieras segun tu religion), llegado el momento, pasa tu cabeza eterea por el lector de barras de un gran Carrefour en el que, en vez de salir, los productos (en este caso, nosotros), entran, para estar en estanterias esperando el momento de volver a ser, al ser elegidos por almas que tienen que cumplir un karma.
Imaginar a ese ser superior que podria ser Dios, Ala, Buda o cualquiera de ellos en la forma de una cajera de Carrefour tiene cierta gracia, podria ser rubia, con flequillo stone de nombre Jeny, que mastique chicle sin parar, haciendo globos rosados y tenga un pircing en la nariz,..... pero, y si nuestra alma pasara por la caja de un super chino??, humm, no me gustaria, seria mas vulgar, mas de barrio, por lo menos en la muerte me gustaria tener algo de charme, de glamour, de estilo.
Lo unico que deseo ahora es volver a mi estado sin estado, para seguir viendo pasillos revueltos, papeles rotos, paredes humedas y ratas muertas por hambre y miedo a ser mas.