miércoles, 10 de agosto de 2016

Ambiguo Exiguo Divergente en Madrid

Santiago se levanto de la cama a las 6.45 como siempre, cada dia de lunes a sabado la rutina lo devoraba.
Su S6 repitio la misma alarma de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años de su farsa heterodoxa.
7.10 Despues de ducharse, vestirse y lavar sus dientes blancos Pepsodent, se acomoda en la mesita para dos de la cocina ante sus tres tostadas con margarina y Nespresso Cafe au Lait, mesita para dos, aunque el es uno...siempre pensaba.

7.35 Sale del piso, un sexto cualquiera del centro de Madrid.
7.45 Entra al bar de siempre, estan Ernesto y Ricardo como siempre, pide un zumo de naranja como siempre, la conversacion con Ernesto sera agradable como siempre, sera agradable como el....
Ricardo era nulo, seguro dentro de menos de tres minutos, estaria viendo El Marca, buscando que le expliquen el partido de futbol que vio ayer en directo y los goles por la noche.

Ernesto era un buen muchacho, serio y aplomado, tez blanca inmaculada, algunas pecas, ojos pardos achinados.
Quizas no fuera capaz de matar una mosca, quizas fuera el sueño en forma de yerno de cualquier suegra de barrio, con infulas de importacia comprada en las rebajas del Corte Ingles.

Otro dia de trabajo comenzaba en la tienda y con el otro dia de sensaciones ocultas, miedos a ver y a ser visto, miedo a ser o no ser, toda esta fachada cada vez mas densa que pesaba mil toneladas.
Las horas pasaban mas lentas que lo habitual, mira el reloj y son las 9.27 recien, todavia faltaban treintaytres minutos para la pausa del simil cafe de la maquina, para las risitas tontas de Maria, la puta secretaria o la secretaria puta???, creo que el orden de los factores no altera al resultado.....
Por lo menos veria un rato a Ernesto de cerca, no los separarian los mostradores ni lo ordenadores, la situacion cada vez era mas dificil, mas tirante para el, pero que hacer?.
Existen veces en las que la vida no nos deja escapar del destino, en las que los espejos solo pueden esconder nuestro reflejo, descomponiendonos en atomos inconexos con imagen distorsionada, las voces de nuestro interior gritan, pero solo nosotros las escuchamos.

La jornada laboral se consumia normalmente, lentamente, debilmente.

Santiago necesitaba hablar con Ernesto, cuando terminara el trabajo, lo invitaria a tapear al bareto nuevo, donde podrian estar mas tranquilos, entre birra y birra, las palabras se sueltan.
El reloj y su rutinaria labor, lo ponian muy nervioso, inexorablemente, el tiempo pasaba y con el, la necesidad de una definicion total, de aligerar la presion interna
Lo dificil y realmente complicado, era el despues, que pasaria en el despues de?

Cuando dieron las 5.30 de la tarde, Santiago se acerco a Ernesto y lo invito a tapear, Ernesto confirmo con un ademan suave, era un momento agradable, los minutos se transformaron en un par de horas, las birras se multiplicaron, aunque la definicion no llegaba, el momento no se daba....a las 7.30, se despidieron hasta mañana, como buenos colegas, Ernesto no escucho lo que Santiago no le dijo.

A las 8 de la noche Santiago llego a su piso, luego de dar algunos rodeos, la calle ardia al sol del poniente, era viernes, la gente se reia, o caminaba, todos hacian algo, vivian sus momentos, el tiempo esta obligado a gastarse, Santiago se ducho, busco en el cajon su mejor lenceria de encaje, la de las noches especiales de desfiles ante el espejo, buscando en la soledad la mirada de Ernesto, que jamas estuvo ni estaba....su ligero, cubrio su boca de rouge carmin Channel, mientras la habitacion se inundaba de Edith Piaf desde un vinilo remasterizado comprado en Paris, lagrimas negras corrian por su mejilla, estropeando el maquillaje, el espejo esta vez, no mostraba el glamour del encaje, solo lo mostraba a el, viejo y acabado, inanimado, las sabanas blancas tornaban en rojo al caer la sangre de sus muñecas, ya no seria una futura carga, la situacion estaba definida, el juego se acabo ahora.  























 



    

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